Un nuevo estudio realizado en los distritos de La Colmena y General Bernardino Caballero recoge la percepción de los pequeños productores sobre cómo los fenómenos climáticos afectan su seguridad alimentaria y sus ingresos, identificando alteraciones en los calendarios de siembra y mermas en la producción.
En el marco del proyecto «Producción agroecológica, promoción de la protección del medio ambiente y creación de redes de familias de pequeños agricultores en el departamento de Paraguarí», se encuentra disponible los resultados del estudio Impacto del Cambio Climático en la Producción de Alimentos de Autoconsumo y Renta. El trabajo ofrece una mirada local sobre cómo la crisis climática impacta en la vida y la economía de las comunidades rurales de la zona.
La investigación, de carácter cualitativo, tuvo como objetivo general recoger evidencias sobre este impacto, incluyendo los modos de comercialización, para contribuir a la mitigación del cambio climático y a la reducción de la inseguridad alimentaria y nutricional de las familias vulnerables.
La percepción directa de los agricultores
La metodología se centró en escuchar a los actores principales. A través de grupos focales realizados entre julio y agosto de 2025, en los que participaron 60 productores y productoras de comités de productores y sus asociaciones, se identificaron los principales desafíos que enfrentan.
Según las y los productores el clima ha cambiado y perjudica directamente sus cultivos. Sequías extremas que se alternan con lluvias intensas están dañando las plantas y favoreciendo la aparición de enfermedades. Este clima impredecible perjudica por igual los alimentos para la familia, como la mandioca y el maíz, y los cultivos para la venta, como la papa y la cebolla, donde las pérdidas son cada vez más frecuentes.
Estrategias institucionales y comerciales
El estudio también indagó sobre cómo el cambio climático afecta la comercialización de los productos y consultó a técnicos de la Dirección de Extensión Agraria (DEAg) del MAG sobre las medidas de adaptación que se están implementando en el territorio. Asimismo, se indagó sobre la relación entre el cambio climático y la comercialización de alimentos agrícolas y pecuarios a través de consultas a comerciantes locales y feriantes que comercializan en ambos distritos.
Los hallazgos de este diagnóstico subrayan la necesidad de fortalecer las capacidades de adaptación de la agricultura familiar, evitando modelos que contribuyen a empeorar el impacto e incorporando aquellas que benefician la recuperación y la resiliencia de los ecosistemas.
Señala que es «fundamental promover el uso de prácticas de adaptación al cambio climático apropiadas —como las prácticas agroecológicas— por medio de la elaboración y ejecución de políticas que atiendan las necesidades de la agricultura familiar campesina, la promoción de estrategias preventivas frente a riesgos esperados y el fortalecimiento de las capacidades de las familias para responder a los cambios y a los impactos esperados«.

