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Ley Anti-ONGs o el Paraguay Orwellano

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Por José Carlos Rodríguez

La ley conocida como anti- Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) busca establecer el control, la transparencia y la rendición de cuentas de las organizaciones sin fines de lucro, y constituye un temible avance en el proceso de socavar la transición democrática en Paraguay.

Una ley contra la democracia

Recuerda a la mítica novela de George Orwell, “1984”, una ficción sobre una sociedad sin contestación, aunque justificada en nombre de la cohesión social. Esta ficción trata de una dictadura pseudo-fraternal, del Gran Hermano, que aunque diferente, es perfectamente equivalente a las formas abiertas y brutales de la dictadura. Es otra forma de opresión, con un lenguaje propio y un totalitarismo enmascarado.

También recuerda algo mucho más real: el sistema estronista, con su legalidad pseudo-democrática que anulaba la vigencia de la Constitución Nacional en nombre de su defensa. Sus mecanismos clave eran el Estado de Sitio perpetuo y las leyes de excepción liberticidas, como la 209 y la 294. El propósito y efecto de esta ley, que establece el control, la transparencia y la rendición de cuentas de las organizaciones sin fines de lucro, es mutilar, asfixiar y someter a este sector de la sociedad civil. El proyecto de ley ya fue aprobado en el Senado y actualmente debe ser considerado por la Cámara de Diputados.

Un nuevo estilo y un nuevo tiempo

La ley coloca a las ONGs bajo el control del Ministerio de Economía, establece una reinscripción de todas las instituciones y una rendición de cuentas excesiva que ya realizan a través de las instituciones pertinentes. Además, restringe las transacciones con organismos públicos y la recepción de fondos, estableciendo un régimen de sanciones contra los administradores, representantes y cargos directivos.

La particularidad de este atentado contra la democracia es triple: (1) No es una ficción, sino una ley; (2) No maquilla una dictadura militar existente, como la de Stroessner, y (3) Se trata de una comedia sutil, un modo de transición de una democracia verdadera a un significativo retorno a la dictadura.

Esta ley es liberticida con modalidad light, más administrativa e ideológica que política y militar. Permite un uso arbitrario del poder administrativo en su aplicación, siendo excesiva y redundante, y con costos innecesarios, desalentando la actividad social no lucrativa y la cooperación internacional. La mecánica de la Ley es restringir el funcionamiento de actividades sin fines de lucro de la sociedad civil con reglamentaciones innecesarias o preexistentes. Está en la línea del Estado de Sitio y de las leyes liberticidas que se hacían en nombre de la libertad de las personas oprimidas, presentándose como ‘legal’ para cancelar derechos humanos mediante la interpretación arbitraria de la ‘autoridad’.

La lectura del proyecto de ley explica las reacciones en su contra. La oposición a la Ley incluye a instituciones de cooperación de los Estados Unidos, de la Unión Europea y de la OEA, así como a 81 ONGs sólidas, organizaciones comunales municipales, empresarios y a la iglesia católica. No incluye a la oposición de la minoría parlamentaria, incluyendo sectores del coloradismo no oficialista.

La reacción contra la igualdad y las libertades

El contexto de la ley paraguaya se enmarca en una coyuntura internacional con estancamiento democrático, disminución de la democracia en América Latina y el mundo, y una farsa de buena educación política que mantiene algunas apariencias. Otro entorno multinacional es la reacción internacional contra los derechos a la identidad, el género, la ecología y las iniciativas igualitarias como los Objetivos del Desarrollo Sostenible, con los que está comprometido el gobierno paraguayo. Esta ley anti-ONGs acompaña el incremento mundial de las desigualdades económicas, sociales y de identidad, y el giro a la derecha antidemocrática.

El entorno de esta ley anti ONGs va de la mano con uno de los libros más leidos en el ‘norte global’ : “Como mueren las democracias” de Steve Levintski y Daniel Zitblatt publicado en 2018.

Paraguay y muchos estados del mundo se disfrazan. El nuevo enemigo de los antidemocráticos es la sociedad civil crítica, incluidas las ONGs. Se ha cambiado el uso del plomo por el oro, del garrote por el soborno, de la policía por los fiscales, y de las dictaduras sin vergüenza por burocracias seudo legales. Es una antidemocracia con modales amistosos y bien educados.

Fuente: CADEP – Revista Economía y Sociedad. Análisis de Coyuntura. N°82

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