Ante el clima de inestabilidad y conflictos en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) el Dr. Antonio Cubilla propone una reforma que elimine la burocracia e incluya a más científicos en el consejo. Una serie de irregularidades desnudaron los problemas internos que tiene esta institución pública para manejarse.
Más de 200 investigadores y la propia Sociedad Científica del Paraguay (SCP) ya se pronunciaron y otros no lo hicieron o tienen una diferente posición a la de los que hacen ciencia en el país.
¿Hay desconfianza por parte de la comunidad científica hacia el Ing. Luis Lima, actual presidente del Consejo? Para contestar esta pregunta solicitamos la respuesta del profesor Cubilla, director del Instituto de Patología e Investigación (IPI) y miembro de Comisión Directiva en Ciencia del Sur.
“No me corresponde hablar en representación de la comunidad científica. Desde mi punto de vista, creo que no, porque el Ing. Lima ha hecho un buen trabajo en todos estos años. Lamentablemente, hace poco hubo cierta desprolijidad administrativa que aunque fue corregida, empañó su imagen e hicieron saltar otros temas”, respondió.
“Como presidente, Lima se ha desempeñado correctamente y con mucho equilibrio y transparencia, porque es muy difícil conciliar en ese consejo tan heterogéneo todas las opiniones. Es una persona que se ha puesto del lado de los científicos en las distintas situaciones que a mí me ha tocado actuar, principalmente en el área académica. Ocurrieron cuestiones administrativas que el presidente, muchas veces, no puede abarcar y se le pudo haber escapado algunas cosas, como a cualquier ser humano”, señaló el también Premio Nacional de Ciencia 2002.
Para el investigador, los últimos altercados ocurrieron como consecuencia de la excesiva burocracia, principal cáncer en el Conacyt y en muchas otras instituciones públicas.
“Si algo hay que hacer allí es una reforma del funcionamiento administrativo, que la administración se adecue a la misión institucional y siga el ritmo de los proyectos científicos, de la cultura científica como manera de hacer, para que haya una mejor fluidez. Esa reforma significa mayor autonomía de las leyes burocráticas que son basadas en la desconfianza y tienen origen colonial”, agregó.
Sobre el funcionamiento del Conacyt mencionó que la ley debe ser reformada y la misma composición del consejo tendrá que ser cambiada.
«Sus miembros tienen que ser del área científica mayoritariamente, el 70% tiene que ser conformado por científicos-investigadores y el restante 30% por asesores jurídicos y administrativos. Estos últimos también cumplen importantes papeles, ya que cualquier cosa que se plantea allí está sujeta a connotaciones jurídicas. Uno de los grandes impedimentos para adelantar proyectos suele ser la propia ley, que debe ser cambiada», aseveró.
El director del IPI sostuvo que necesitamos de investigadores activos en el consejo. Acerca de que si se toman en cuentan las opiniones de los representantes científicos, el Dr. Cubilla alegó que en general no siempre porque están “poco representados”. El Consejo está conformado por 15 organizaciones, públicas o privadas, que principalmente no se dedican a la ciencia o tecnología.
“Deberían estar mejor representados los científicos, incluyendo las personas del sector académico como las universidades, que notoriamente no designan a científicos como sus representantes en el Conacyt. Las universidades envían a administradores, gestores, decanos o rectores, pero no científicos, lo cual es un contrasentido, podrían por lo menos ellas enviar a científicos para su representación”, afirmó.
Los ministerios -según Cubilla- deberían también designar a investigadores como sus representantes, como se hizo en el pasado reciente, posibilitando la construcción de entidades significativas como el PRONII, que ha perdurado estos años.
Ignoraron la comunidad científica internacional
Meses atrás, uno de los principales problemas que tuvo el Conacyt fue la propuesta de politización de los trabajos científicos. Algunos consejeros propusieron que ellos mismos evaluaran los proyectos de investigación que iban a ser financiados, algo que nunca había pasado y que contradice la forma de hacer ciencia.
“Vaya inconveniente, ignoraron cómo funciona la comunidad científica internacional. Los investigadores paraguayos estamos sometidos a la comunidad científica, ya que es la que dicta las reglas del juego y no puede haber una institución local que dicte sus propias reglas en este aspecto. Esto porque los trabajos se evalúan con los pares científicos quienes son lo que tienen la capacidad para entender esos trabajos. Esa es la norma internacional. No vamos nosotros a inventar la rueda”, subrayó.
“Está tan especializada, compleja, sofisticada y heterogénea la ciencia que ninguna persona sin formación específica lo puede hacer. Los consejeros en general no tienen la formación especializada requerida para evaluar un trabajo científico, es más, aún los científicos solamente pueden evaluar trabajos de sus propias áreas de estudio”, destacó.
Mucho menos van a estar capacitados para evaluar trabajos científicos personas de las empresas, ministerios, sindicatos o universidades de docentes, a decir de Cubilla. Por eso -para el investigador- no deberían asumir un rol que no les corresponde. Esta increíble anomalía se da por la conformación inadecuada del consejo, que debería ser un consejo de investigadores científicos. insistió.
“Respecto al reciente malestar hacia el Conacyt de ciertos grupos políticos, acompañado en las redes sociales por un público poco ilustrado en asuntos de ciencias, podemos decir que la misma crítica expresada arriba es válida para quienes desean señalar áreas de estudio para la investigación en la creencia que estas son las prioritarias para el país. Esta idea también permea el pensamiento de la mayoría de los consejeros, lo que motivó que estos, en lugar de defender los métodos internacionales de evaluación de proyectos por los pares científicos se abocaran muy prestamente a revisar los proyectos ya evaluados o por evaluarse”, indicó.
“Pero la realidad es completamente otra. Para que en un país exista ciencia de significación, es el científico quien, con absoluta libertad, debe elegir sus áreas y temas de estudios, motivado por la curiosidad, la necesidad esencial y el deseo de avanzar el conocimiento mediante sus descubrimientos que en gran parte se relacionan con factores del azar. Estos factores son impredecibles y aparecen durante el proceso de la investigación, indicando nuevos caminos. ¿Cómo podrían unos administradores o políticos predecir estos fenómenos que tienen que ver con la epistemología del proceso de la generación de conocimientos?, ¿son clarividentes?, ¿tienen la bola de cristal?”, cuestionó.
Consultado sobre si existiese un sector en busca de la presidencia del Conacyt, Cubilla señaló no estar enterado de la política interna de la institución y que la información que tiene es la que lee en las publicaciones periodísticas o la que le llega oficialmente desde la Sociedad Científica del Paraguay. «No tengo una información específica de lo que está ocurriendo en ese aspecto, quiero saber también”, finalizó.
Fuente: Ciencia del Sur