En el marco de la campaña mundial Jubileo de la Deuda 2025 – Vida Antes que Deuda, el martes 18 de noviembre se realizó el conversatorio “Paraguay frente al Jubileo y su promesa de justicia social” en el Aula Magna de la Universidad Católica de Asunción. La actividad fue organizada por Decidamos, la Pastoral Social Nacional y contó con el apoyo del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.
En sus palabras de bienvenida, el Lic. Óscar López Grütter, vicerrector de Administración y Finanzas de la UCA, señaló que la universidad debe estar presente allí donde se debaten los temas que invitan a la ciudadanía a reflexionar sobre la justicia social, la defensa de los derechos humanos y, sobre todo, la construcción de un país mejor.
Por su parte Susana Aldana, directora ejecutiva de Decidamos explicó que en el marco de la campaña mundial y como organización miembro de la Red Latinoamericana y del Caribe por Justicia Económica, Social y Climática (Latindadd) fue realizada la investigación sobre el estado actual de la deuda pública en Paraguay. “No hablamos de este tema de manera usual, no debatimos, creemos que la deuda se paga sola. Nos interesa debatir, intercambiar ideas y propuestas para luego plantear algún tipo de acción conjunta como organizaciones y ciudadanía”.

Ricardo González, secretario ejecutivo de la Pastoral Social Nacional expresó que el Papa Francisco recordó que hay que conceder la esperanza a los miles de millones de pobres que a menudo carecen de lo esencial para vivir y que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos. “Cáritas Internacional promovió esta campaña de transformar la deuda en esperanza. Restaurar la dignidad y la esperanza se enfoca en que las deudas públicas son insostenibles e injustas para muchas naciones. Evitar que las crisis de la deuda vuelvan a producirse abordando sus causas profundas, reformando el sistema financiero mundial para dar prioridad a las personas del planeta”.
El economista Luis Rojas abrió el conversatorio presentando el estado actual de la deuda pública en Paraguay y sus perspectivas. Recordó que la deuda es parte de la economía y afecta directamente la vida de las personas, pues forma parte de la política fiscal del Estado. También señaló que en Paraguay la recaudación de impuestos es baja y regresiva, lo que limita los recursos disponibles para invertir. El país sigue teniendo la presión tributaria más baja de Sudamérica, con solo 13,9%, muy por debajo de países como Brasil, que alcanza el 33% y dispone de más ingresos para destinar a inversión social y económica. A esto se suma el panorama de que “la deuda pública se disparó en 13 años, creció demasiado desproporcionalmente de 2700 millones de dólares en 2011, pasó a 18 000 millones de dólares a diciembre del año pasado, 2024”.

La deuda tiene que empujar al crecimiento, tiene que servir para crecer, para desarrollar. Sin embargo, entre las características de la deuda paraguaya, se puede resaltar que hubo un 558% de crecimiento de la deuda (2011-2024) mientras que la economía creció solo en un 31% en ese mismo periodo. Otra característica para no perder de vista es el hecho que el 84% de la deuda está en dólares. “El Estado paraguayo requiere permanentemente dólares para pagar su deuda. Entonces, busca mecanismos de captar dólares. Un mecanismo no muy sano es tomar nuevos préstamos en dólares para pagar viejas deudas. Los bonos soberanos sumaron 7500 millones de dólares en 11 años y el 51% recibió el Ministerio de Economía. Eso denota que una gran parte de la deuda en bonos soberanos se toma para pagar deudas viejas”.
Asimismo, Rojas señaló que el servicio de la deuda (lo que se paga anualmente en concepto de deuda) también tuvo un crecimiento considerable, pasó de 429 millones de dólares en 2011 a 1809 millones de dólares en 2024; se multiplicó por cuatro. Esto significa que la proporción de impuestos destinada a pagar intereses y capital de la deuda aumentó del 14% al 35%.
“El problema de la deuda es que crece en intereses y capital y va comiendo el presupuesto público que tendría que dedicarse a otras áreas como infraestructura, seguridad, educación, salud, vivienda, etc. Pero cada vez van quedando menos recursos porque la deuda va absorbiendo cada año una mayor parte de los recursos del Estado”. Explicó que según el último informe del Banco Central la deuda pasó de 18.000 millones (diciembre 2024) a 19.900 millones (setiembre 2025). Creció en casi 2000 millones de dólares solo este año.
Para finalizar advirtió que observa un escenario muy complejo en el país debido al nivel de endeudamiento y por el año electoral con las próximas elecciones municipales en el 2026. “Habrá mucha presión sobre los recursos públicos que se traducen en votos, en clientelismo. Pero no perdemos la esperanza, la perspectiva que nos planteó el Papa Francisco del año jubilar. Tenemos demasiadas deudas sociales y el manejo de la deuda tiene que ser más responsable y más orientado hacia el desarrollo económico y social”.

Cerró el espacio el politólogo Camilo Filártiga Callizo con reflexiones sobre los desafíos sociales que enfrenta la democracia paraguaya. Al respecto mencionó algunos condicionamientos para la vigencia del estado social como el impacto concreto y directo de la corrupción sobre el desarrollo social. La complejidad de los territorios urbano y rural con sus realidades y necesidades particulares que obliga a pensar los problemas desde el contexto del territorio. Otro elemento señalado por Filártiga es la alta vulnerabilidad laboral de la informalidad, una economía paraguaya que es preferentemente informal, la necesidad de los trabajadores independientes de tener más de un empleo o trabaja para llegar a fin de mes, sumado a la cobertura insuficiente y fragilidad de la protección social. Y por último la deuda pública también condiciona al Estado en cuanto a lo que es el espacio fiscal para brindar servicios.
“Todo este contexto complejo de limitaciones tiene un impacto directo en la democracia en dos elementos. En primer lugar, necesariamente denigra el capital social. La democracia se nutre de la participación activa de la ciudadanía, para que esa participación sea integral, necesita que sea crítica. Por otro lado, limita posibilidades de expansión del espacio civil. Reduce la capacidad de la sociedad para articularse y para poder participar activamente en la construcción de una sociedad más justa”.


