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Cambios invisibles

By 24 septiembre, 2020septiembre 30th, 2020No Comments

Ernesto Heisecke
Decidamos

Anteriormente en las correrías por el campo las noches eran iluminadas o con lampiun de fabricación casera (una botellita con kerosen a la que se le agregaba una mecha que se mojaba en el combustible) generalmente y, en el mejor de los casos, con la lámpara Mbopi (una lámpara que funcionaba con un depósito de kerosén y mecha que en el cuerpo del depósito de combustible se encontraba resaltado, con las alas extendidas, un murciélago) pero esto cambió totalmente con la distribución masiva de electricidad. Sin bien es cierto que no da, hasta ahora, para la instalación de grandes motores, permitió que los hogares se iluminen.

Hasta en las casas más humildes, del techo colgaba una lamparita de luz. Esto fue muy importante, ya no eran tan importantes las linternas para moverse dentro de la misma casa.

Con el paso de tiempo, ya fue posible observar la introducción, en los hogares campesinos, los electrodomésticos, muy especialmente impactó el uso de las heladeras y también la “tele”. Estos dos artefactos impactaron e impactan hasta en la actualidad. Hubo cambios importantes en la conservación de los alimentos y las antiguas radios a transistores dejaron de sonar en las tardecitas, fueron reemplazadas por las imágenes, el sonido, el color.

Más recientemente se dieron nuevos cambios.

El paso de la TV de aire a la TV por cable con sus parabólicas, pero quizá los cambios más poderosos y de mayor impacto sobre la población rural fue la introducción masiva de las motocicletas y de los teléfonos celulares. Los caballos pasaron a ser simples “mascotas” ya no un medio de transporte importante; ahora las distancias se acortaron, para ir al pueblo, para ir a la chacra, etc. Tan importante como el anterior fue la otra introducción, que ha impactado de una manera extraordinaria la vida cotidiana rural: el teléfono celular móvil con sus diversas utilidades, mensajes escritos y sobretodo, los mensajes de voz.

En un breve lapso de años, el universo campesino fue impactado por estas “nuevas tecnologías”, así el cerdo que antes tenías que necesariamente compartir ahora se guarda en la heladera; ya no nos “valemos” del vecino que va al pueblo, ahora tomamos la motocicleta y vamos para allá; como hay dificultad para escribir, dejamos un mensaje de voz a la comadre o al hijo que migró.

La vida rural campesina ha tomado mayor velocidad y también está teniendo mayores exigencias. La electricidad, el servicio de agua corriente, la “tele”, el saldo para el teléfono, exigen pagos en efectivo casi mensualmente, pagos que anteriormente no existían y ahora hay que dar respuesta a estas “necesidades”.

La vida moderna, el avance del modo capitalista, se va infiltrando por debajo y, hasta ahora, no hay una respuesta colectiva de cómo resolver la satisfacción de esas nuevas necesidades actuales.