A mediados del año 2021, luego de un año y medio de pandemia, y ante una situación aun extremadamente caótica (al menos para algunas clases sociales) e insegura en Paraguay, distintos sectores de la sociedad están tomando consciencia que el impacto social y económico de la pandemia (y de las medidas que se tomaron para contrarrestarla) será al menos de mediano plazo y tendrá -o tiene ya- graves consecuencias económicas.
En efecto, hasta hoy sigue pendiente la “madre de todas las batallas”: la reforma tributaria.
El impuesto a las grandes fortunas es, en estas condiciones, un símbolo democrático. Por esta razón, fue implementado a lo largo de la historia por parte de gobiernos liberales, que veían en tiempos de crisis la necesidad no sólo de aumentar los recursos estatales sino también la de emprender medidas simbólicas fuertes, cuando las crisis exacerbaban las desigualdades y proyectaban una imagen pésima de las democracias liberales, cuando éstas pretendían ser entendidas como los sistemas políticos más justos que existían.
En este documento, se propone, desde estos enfoques, presentar una síntesis de los desafíos existentes en el sistema fiscal paraguayo en estos tiempos, las herramientas de generación de recursos estatales que se vienen utilizando y sus consecuencias, así como finalmente, plantear el debate central del impuesto a las grandes fortunas.