Del lunes 22 al jueves 25 de abril de 1996 se dio la crisis cívico-militar en la que el oviedismo1 intentó quebrar el orden democrático y la ciudadanía, especialmente joven (los, las “carapintadas”), derrotó dicho atentado contra la República. Se trató del hito político más relevante después del golpe del 2 y 3 de febrero de 1989 y el último intento de golpe militar, con apoyo civil-colorado y la inacción o no presencia de instituciones que se esperaba una reacción y postura enérgicas contra este atentado.
Asimismo, esta breve semana fue un prólogo o ensayo de la que vendría después, del 23 al 28 de marzo de 1999, conocida como el Marzo paraguayo o la Semana de la Dignidad Ciudadana.
Sectores nostálgicos de la dictadura militar-colorada stronista encontraron su voz y espacio en el general Lino Oviedo, protagonista importante del golpe de 1989, quien rápidamente ascendía en el Ejército y crecía en las internas del Partido Colorado. Inclusive en las internas de 1992, este sector torció la voluntad de las urnas y puso como candidato a Juan Carlos Wasmosy cuando el verdadero vencedor fue Luis María Argaña.
Con esto, en las elecciones de 1993 que eligen como presidente a Wasmosy, un “barón de Itaipú”, se tiene un poder detrás del trono.
Oviedo resulta en el poder paralelo, es el patrón como lo será después con Cubas Grau y que resultará en la masacre de marzo de 1999.
Llegó el momento en que se volvió insostenible esta injerencia militar en la conducción cívica-institucional que contemplaba a ministros impuestos y Wasmosy decide pasar a retiro al Comandante del Ejército, Lino Oviedo, en la mañana del 22 de abril.
Este se rebela y exige la renuncia del Presidente, del Vice y la entrega de mando al Congreso, donde intervendrá mediante sus representantes. Esa tarde, estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) van a la plaza frente al Congreso en la cual se va sumando gente. Por otra parte, dirigentes políticos, liberales mayormente, dialogan con Oviedo y este amenaza con un baño de sangre. A la noche se pronuncian en favor de la institucionalidad democrática republicana partidos como el Encuentro Nacional (PEN) y el Liberal Radical Auténtico (PLRA) así como la Organización de Estados Americanos (OEA), representantes de los países del MERCOSUR y el gobierno de los Estados Unidos a través de su embajada.
El 23, Wasmosy sorprende a la gente cuando informa que pasará a retiro al insubordinado pero le ofrece ser titular del Ministerio de Defensa Nacional. Las manifestaciones van de la plaza al Palacio y nuevamente a la plaza. Esa noche deciden quedarse en la plaza.
Además de estudiantes, profesionales, representantes de gremios, como sindicalistas o campesinos o mujeres, están representantes no oficiales de la iglesia Católica como el padre José Luis Caravias o de los artistas como gente de Mandu´ará. Esa noche la juventud tomo la conducción de la ciudadanía, según protagonistas. El miércoles 24, se lleva a cabo formalmente el pase a retiro del comandante del Ejército y se reitera el futuro nombramiento. No obstante, en el acto se halla el titular de la OEA y ya la Unión Europea apoya abiertamente la institucionalidad cívica-democrática-republicana.
La juventud y gente movilizada, de la plaza va al Palacio de Gobierno y regresa, repudia a Oviedo y a Wasmosy. El jueves 25 es el desenlace, al final de la mañana, manifestantes oviedistas se acercan al Palacio para escuchar el nombramiento de su líder y de la plaza van al Palacio, la Policía en un momento castiga a la gente de la plaza y dejar entrar a los oviedistas a Palacio; como lo haría después y con muertos en marzo de 1999. Sin embargo, Wasmosy decide no nombrar al insubordinado como ministro y este va un espacio que construyó y da discursos incoherentes. La comunidad internacional apoyo inmediatamente y sin dudas a esa decisión del presente civil.
El eje de la resistencia fue la ciudadanía y especialmente de las y los jóvenes (carapintadas, en vigilia y con velas). También el apoyo internacional fue clave en la continuidad cívica-democrática-republicana. Sin embargo, el Partido Colorado, dividido internamente, no se pronunció; tampoco el PLRA o el PEN tuvieron una actitud de oposición única y firme, imprescindible desde un primer momento. La iglesia Católica, institucional o corporativamente, no se pronunció.
En abril de 1996, resistir en la plaza era la misión; en marzo de 1999, estar allí se demostró que era arriesgar la vida como lo probaron los muertos.
Estas notas de recordación de estos acontecimientos pasados sirven como ejemplo de conductas de personas y organizaciones en sus luchas democráticas y por una vida mejor de paraguayas y paraguayos, y para evitar repetir errores que dañan a la gente, a la República y al Estado-nación.
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1 El oviedismo fue un movimiento personalista-providencialista y militarista que comienza por llevar el nombre de su líder, el general Lino Oviedo. Se origina dentro del ejército y se expande al Partido Colorado donde se transforma en corriente interna y posteriormente a actores muy heterogéneos de la sociedad civil. Luego del pase a retiro de Oviedo en 1996, aquí estudiado, se centra en el movimiento político enfatizando sus rasgos mesiánicos, autoritarios, discurso nacionalista-folklórico y reivindicador de sectores pobres mientras se alía a grupos empresariales, periodísticos y sectores medios y avanza en su control social con métodos de choque-fascistas para imponerse. [NB. No corresponde una caracterización exclusivamente militarista o fascistas porque el militarismo tiene como eje a las FFAA que subordinan al o a los partidos como en tiempos de la dictadura de Higinio Morínigo mientras que, el fascismo tiene como eje el poder del partido en todos los ámbitos incluyendo la subordinación de las FFAA al Partido]