Ramón Cardozo
Decidamos
La ciencia de la economía nace en el siglo XVIII con la revolución industrial para estudiar la conducta que tiene el individuo y la sociedad frente al consumo, la producción de bienes y servicios, las inversiones y la distribución de la renta1
La economía (al menos en la definición clásica) focaliza su mirada en la conducta, definida por la RAE como la “manera con la que los hombres se comportan en su vida y acciones”2, estos dos conceptos pueden darnos pistas del surgimiento de diferentes modelos económicos a lo largo del tiempo, como el capitalista, socialista y la mixta.
Las organizaciones campesinas generalmente se agrupan para mejorar sus condiciones de vida y el camino elegido para la mayoría de ellas es incrementar sus ingresos financieros. Para alcanzar este fin, se utilizan experiencias económicas productivas que comúnmente vemos como huertas comerciales, parcelas agrícolas para la renta, ferias locales de alimentos, agroindustrias entre otras. Esto evidencia que las condiciones de vida campesina necesitan adecuarse a los modos actuales de vida y sobre todo del consumo. La finca debe generar más recursos para soportar costos de combustibles para los vehículos, saldo para acceder a internet y hacer las tareas escolares o pagar televisión por cable para ver jugar al equipo favorito de fútbol.
Un modelo de economía centrado en las personas
Proponemos hablar de economías transformadoras y no de economías con sentido de inclusión al sistema de consumo tradicional. Los medios y modos campesinos intentan ingresar a las formas actuales de la globalización, es decir; cuando las iniciativas productivas campesinas tengan éxito, lo más seguro es que se vean sumergidas en ciclos crecientes de más y más consumo.
Las economías transformadoras o alternativas buscan instalar modelos donde la solidaridad, ayuda mutua, cooperación, participación y equidad sean los pilares que sostengan tales modelos. El centro está en las personas y no en acceder a rutinas de consumo cuya principal característica es el descarte (desechando lo que ya no quiero) y generando más basura de lo que se produce para el consumo. Para entender mejor tomemos como ejemplo un supermercado, donde se venden tomates en bandejas de plástico con film de polietileno con la teoría de facilitar al comprador (solo se consume el tomate y se descarta el resto produciendo basura); por otro lado, en una feria campesina solo vende el tomate (a veces ni siquiera existen bolsas plásticas) y hasta posiblemente sea de mejor calidad y sabor que el de los supermercados. La feria campesina piensa en las personas ofreciendo alimentos agroecológicos, mientras que el modelo de comercialización de los supermercados aumenta nuestros hábitos de consumo.
Cuando hablamos de economías campesinas lo más sensato es pensar y hacer modelos acordes a la realidad de las familias, claro que es importante las ganancias monetarias que generan la actividad agropecuaria para llevar una vida mejor, pero la vida campesina es mucho más compleja para proponer soluciones tan sencillas como el simple aumento de ingresos. El Teko campesino es una forma de ser y estar en el mundo, por ello es necesario intentar transformar la economía actual para responder a todo el rigor de lo rural.
Hablar de economías sin reivindicación de derechos postergados (salud, educación, agua, servicios), sin generación de capacidades y fortalecimiento organizativo, sin empoderamiento económico de la mujer, sin participación ciudadana para la gobernabilidad del territorio y que no se adapte ni mitigue el cambio climático, hará que las condiciones de vida campesinas e indígenas continúen igual o peor que ahora
La Agricultura Familiar Campesina (AFC) pese a considerarse como uno de los sectores más vulnerables de Paraguay, en estos tiempos de Pandemia ha demostrado que sin contar con sistemas de salud y educación adecuados, no tener asistencia técnica, no poseer caminos de todo tiempo, etc., puede sobrevivir con un modelo de subsistencia.
Para la puesta en funcionamiento de las economías transformadoras se propone tener en cuenta los siguientes ejes que fueron discutidos en el Coloquio Internacional “El futuro de la alimentación y retos de la agricultura para el siglo XXI”, realizado en Vitoria-Gasteiz, País Vasco en el 2017:
1. Articulación local-global: que pone en valor la apuesta de actuar en el ámbito local y cercano para transformar lo global.
2. Equidad de género: principio consustancial a todo modelo transformador, pues no se entiende una transformación real si no se transforman las relaciones inequitativas de poder a diferentes niveles.
3. Respeto al medioambiente y a la tierra misma como sujeto de derechos: se significa como un principio inapelable en los modelos transformadores, ya que no cabe una transformación real sin tener en cuenta las limitaciones de la tierra y sin tener en cuenta nuestra herencia y nuestras responsabilidades respecto a las generaciones venideras.
4. Inclusión social de las personas más vulnerables: Los modelos transformadores lo son en la medida en que están enfocados a la inclusión de todas las personas. Desde un enfoque de capacidades locales, se conceptualizan como una herramienta y por ello se tienen en cuenta las limitaciones y posibilidades que existen para que las personas y las sociedades que ellas forman alcancen sus objetivos.
5. Desarrollo Económico Local, participación y vinculación al territorio: Unos modelos transformadores han de fomentar el desarrollo local, la participación ciudadana y su vinculación con el territorio como clave para la implicación y posterior apropiación por parte de la sociedad de estos procesos.
6. Fomento de un consumo consciente y responsable: Otorgar a la persona consumidora el poder que realmente tiene y dirigirlo a la transformación del modelo económico imperante desde su propia base.
7. Enfoque intergeneracional: en la medida en que en las relaciones y pulsiones que se dan en el día a día adolecen de cierto adultocentrismo. El hecho de incorporar a las personas jóvenes, explotar sus puntos fuertes y positivarlos es un reto. De igual manera, el papel de las personas de la tercera edad en el traspaso de conocimientos y prácticas de gran valor y riqueza social y cultural es nuclear a la hora de generar procesos transformadores.3
1https://filosofia.laguia2000.com/ciencia-y-filosofia/la-ciencia-de-la-economia-de-adam-smith
3Asier, Alonso. EL FUTURO DE LA ALIMENTACIÓN Y RETOS DE LA AGRICULTURA PARA EL SIGLO XXI 2017. Emaus Fundación Social. Pag 5. Vitoria, España