[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][image_with_animation image_url=»2864″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][vc_column_text]
Detenido y torturado por la Policía, el sociólogo Roberto Villalba fue procesado por la Ley 209, junto con sus compañeros del BPD. Su casa fue saqueada y estuvo un año en Tacumbú. Esta es su historia.
Roberto Villalba (69) estudiaba Sociología a mediados de los 80, e integraba el Banco Paraguayo de Datos (BPD), organización que recopilaba información de los diarios, la sistematizaba, la analizaba y ofrecía una publicación alternativa de información sobre economía y cuestiones sociales, organizaciones campesinas y sindicales.
El día que la Policía llegó hasta el local del BPD, estaban reunidos, discutiendo qué hacer ante las amenazas por parte del diario Patria y la Voz del Coloradismo. Pero la reunión se interrumpió cuando de golpe patearon la puerta y entraron unos 15 policías armados con metralletas, y revólveres. Era el 5 de mayo de 1983.
Aquel día habían retirado dinero del banco para pagar salarios, dinero que fue guardado en el cajón de un escritorio. Uno de los integrantes del BPD vio cuando el policía torturador Alberto Cantero tomaba el dinero y se lo llevaba.
Roberto Villalba relata que fueron llevados directamente a Investigaciones, sobre la calle Presidente Franco y Chile. “El primer interrogatorio me hace Alberto Cantero. Me hace sentar y con una guacha grande me pega y me dice: ‘Acá vas a tener que decir todo’, me pegaba en la pierna. ‘Ya sabemos todo nosotros, pero queremos que nos digas vos’”.
Después del primer interrogatorio llegó el momento de conocer la temible pileta de Investigaciones. “A la noche me llevan a la tortura, a una pileta que estaba en el altillo que daba hacia El Lido. Me tuvieron desde las diez de la noche hasta el amanecer. Me ahogaban, me decían que respire un poco, que me reponga y seguían. En esa sesión, Cantero guiaba y hacía las preguntas desde la puerta, estaba Lucilo Benítez también, que me atajaba las piernas mientras otro se subía en mi pecho para meterme la cabeza debajo del agua. Me metían y me sacaban, y me preguntaban de dónde sacábamos el dinero”.
La pileteada duró hasta que Roberto sufrió un colapso. “Lo único que recuerdo es que me caí hacia atrás, me levantaron, y escuché que Cantero dijo: ‘Sáquele, sáquele de ahí’. Me liaron con una lona o algo así, me llevaron a una pieza que estaba contigua a la pileta. Al día siguiente trajeron un médico: era un muchacho jovencito, rubio, de bigote y me controló lo de mi corazón y después me dijo: ‘No, vos está perfecto’, o sea estaba diciendo ‘este está en condiciones de seguir con la tortura’”, recuerda.
El sociólogo reconoce que, después de la pileteada y de la visita del médico, pensaba que iban a continuar en cualquier momento con las torturas. “Es una situación muy difícil, yo pensaba en mis hijos, en el momento en que me estaban pileteando, yo pensaba en ellos… Lo que quieren pues es romperte, romper todo tu esquema de pensamiento, de sociabilidad, ponerte indefenso, que ya no servís para nada, eso es lo que se intenta con ese tipo de cosas, para que vos cuentes hasta lo que no hiciste”. Estando en Investigaciones no era solamente que te peguen, dice Roberto Villalba. “Vos no sabés si en un ratito, si a la noche o mañana… te van a volver a dar y claro que te daban, y a veces se escuchaban gritos. Recuerdo una noche escuché que gritaba un señor. Después me enteré de que era el padre de Rubén Lisboa, eso es muy doloroso porque además sabés que en cualquier momento te van a dar a vos”.
Los integrantes del BPD fueron procesados por la Ley 209. Fueron llevados a declarar ante el juez Ayala Matto. “Recuerdo bien que el juez no sabía qué me iba a preguntar, hasta que entra un policía, le pasa un papel y ahí me empieza a preguntar. Eran las mismas preguntas que me habían hecho durante la tortura”.
Fuente: Ultimahora.com [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]