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Narcopolítica en Paraguay. ¿Cómo nos afecta?

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Conversatorio realizado 5/09/23 en el marco de una serie de temas de análisis con el Dr. Juan Martens *

Iniciativa de Decidamos, CEPAG y Global Infancia.

Paraguay produce la mayor cantidad de marihuana en América del Sur. Esta situación es aceptada por las autoridades, inclusive tenemos cerca de 8.000 hectáreas cultivadas. Aquí nos surge una gran interrogante, ¿cómo si hace 60 años estamos luchando contra las drogas el cultivo de la marihuana no para de crecer?

Tenemos concentrado el cultivo de la marihuana en los departamentos de Amambay en primer lugar, Canindeyú en segundo lugar, y en tercero San Pedro, toda la zona norte, y en la zona sur tenemos una porción en la zona de Caazapá y un poco en Itapúa.

El otro contexto que tenemos es que en los últimos años recibimos a varios grupos que operan en los países vecinos pero principalmente Brasil que tenía su centro de producción aquí con una lógica muy específica. Ellos vinieron, estamos hablando del Primeiro Comando da Capital (PCC) en particular, para abaratar los costos del producto en la venta final en los barrios de Brasil. La intención del PCC a partir del 2010 era que compren más barato, transporten más barato y vendan más barato al menudeo.

En todo este proceso duró aproximadamente 10 años, lo que hicieron fue reemplazar a algunos patrones paraguayos, hegemonizaron el cultivo, y eso impactó de una manera decisiva en la presencia, en las nuevas alianzas y en las nuevas redes que se dieron con los actores locales principalmente.

Otro elemento que tenemos que tener en cuenta del contexto, es que estamos hablando solo de marihuana, y también con la presencia de estos grupos, PCC principalmente, se vio que Paraguay era un lugar muy propicio para otro tipo de negocios. Hablamos del negocio de la cocaína que es mucho más rentable que la marihuana. De la cantidad inmensa de marihuana que producimos, un 80% está destinado al mercado brasileño, principalmente Sao Paulo y Río de Janerio.

Esto es importante tener en cuenta porque tenemos fronteras con Paraná, con Mato Grosso del Sur y Mato Grosso. Desde Saltos del Guairá estamos a dos horas subiendo por el río Paraná con la frontera de Sao Paulo. El río nos conecta con el interior paulista y entonces ese comercio, ese tráfico se da de una manera muy ágil, muy rápida.

Cuando estos grupos vinieron, vieron que Paraguay era muy propicio para otro tipo de negocios. ¿Qué hace que Paraguay sea propicio para este tipo de negocios? No tenemos hasta hoy ningún sistema de control aéreo, o sea, se puede atravesar el cielo paraguayo todas las veces que se quiera sin que nadie se entere. No contamos con un sistema de monitoreo de radares. Por otro lado, tampoco tenemos un sistema de escaneo de mercaderías que salen de Paraguay.

Aquí empieza el otro contexto de los ríos Paraguay Paraná, la gran hidrovía que conecta con dos grandes puertos: Buenos Aires y Montevideo para el mercado mundial de nuestros productos. El PCC vio esa oportunidad para convertir Paraguay en un hack de distribución de cocaína y empezó a traer productos desde Bolivia, Colombia, Ecuador, y Perú. Las avionetas con las cargas descendían no solamente en la zona de Amambay y Concepción, Canindeyú, Villeta, sino que directamente en el departamento Central; hubo casos en Limpio, por ejemplo. Ya no necesitaban ni siquiera pistas clandestinas con el sistema que desarrollaron, bajaban directamente en calles, rutas, caminos de estancias, caminos vecinales. Por tanto, en los últimos 10 años, además de ser el gran productor de marihuana que seguimos siendo, también somos el gran centro de distribución de cocaína. Esto se vio con los decomiso gigantescos que ocurrieron, por ejemplo en Europa, con 50.000 kilos en total. Este es el contexto del mercado del negocio.

La pregunta de investigación que nos hicimos en el 2019 fue ¿cómo esto es posible?. ¿Están presentes en todos los departamentos la conexión entre estos patrones y el poder político o están presentes solamente en los departamentos de frontera?

Lo mismo con el tema del sicariato. Muchas veces pensamos que el sicariato es solamente una cuestión de frontera y que no ocurre en otros contextos. La siguiente pregunta de investigación que nos hicimos, es ¿cuáles son los niveles de participación?, o sea, ¿en qué parte de esta estructura participaban los actores políticos y cómo se daba?

Eso es lo que se puede leer en el texto “Narcopolítica, dinámicas y modalidades de participación de actores políticos de Paraguay en el narcotráfico” que se publicó en septiembre del año pasado en la Revista de Investigación en Ciencias Sociales (REVICSO) y luego se publicó un complementario en la revista Novapolis.

Encontramos que en un primer momento había participación indirecta. Personas vinculadas al narcotráfico que no tenían cargos en el gobierno, no eran intendentes ni concejales, no eran diputados ni senadores, pero financiaban a candidatos, y por ende tenían personas leales en los puestos claves. Tenían protectores y ciertamente aparecía con mayor frecuencia departamentos de frontera, aunque también departamentos del centro de la región oriental como Caacupé, Caazapá, Guairá. Son departamentos en donde no hay centro ni de producción, y en principio ni de pistas, no eran centros de alijo.

Posteriormente documentamos que a medida que iba avanzando el tiempo, en las elecciones del 2003 empiezan a ser electas personas directamente vinculadas con alguna cadena de la producción o de la venta, y empiezan a ocupar cargos en gobiernos departamentales y locales, en varios departamentos y por tanto se puede hablar de una participación directa.

Cuando hablamos de participación directa es el narco, aquella persona que está dedicada mayormente a producir, a vender y a transportar que decide candidatarse y es electa. Entonces vemos una migración del narcotráfico a la política. Lo que no vimos en ese periodo es lo inverso: una persona que antes era política y luego migra al narcotráfico.

Pudimos observar que cuando estas personas son electas, empiezan a conversar con otros colegas y consiguen que estos colegas le den cierta protección o participación. ¿Por qué era tan necesaria esta participación? Por una cuestión de posibilidad y de impunidad. Posibilidad para que sigan realizando sus negocios y la impunidad que está muy relacionada con el poder político sobre la Policía Nacional y la gran capacidad que tiene la Policía Nacional de saber lo que ocurre en el territorio. Durante estos años nos dimos cuenta que la Policía Nacional tiene un diagnóstico sumamente preciso de todo cuanto pasa en los territorios, sabe quién es el narco, quién es el que vende, quién transporta. Tiene mucha información y esa información es mantenida en secreto o es vendida, en términos del profesor Michel Mise de la Universidad Federal de Río, en clave de mercadería política para que todo siga funcionando igual.

En las sucesivas elecciones vimos que personas directamente vinculadas y participantes de estructuras criminales – ya no protectores, ya no financiados – entraron a formar parte de la diputación y de las gobernaciones. Esto es en coincidencia con la denuncia que se había hecho por primera vez y sin precedentes desde la Comisión de lucha contra el narcotráfico en el 2014, que de manera sorprendente e inédita saca una lista de personas del Parlamento vinculadas al narcotráfico con nombre y apellido. Se hizo la denuncia a la Fiscalía pero la misma no recibió ningún tipo de impulso, no se realizaron investigaciones.

Paralelamente, unos años después un informe de una bicameral sobre crimen organizado concluye que efectivamente tenemos poder político y narcotráfico vinculado de manera directa en el poder ejecutivo, legislativo, y judicial según un informe oficial del Parlamento. La tercera documentación digamos, es un mensaje de la Conferencia Episcopal Paraguaya que en consonancia con estos dos informes oficiales citados habla de la infiltración del narcotráfico en el poder político.

¿Cómo afecta o cómo impacta esto en el día a día? En primer lugar en la impunidad, en la subversión de valores y en la subversión de mandatos y reglas sociales. Se crea un modelo de conducta, una forma de ser y existir en determinados espacios y en determinados territorios que no están reglados por la Constitución ni por las normas legales, sino que en lo que la literatura criminológica se llama gobernanza criminal. Las formas de ser y existir en determinados territorios están dictados por estos señores del narcotráfico quienes dicen qué es lo que se puede decir, qué es lo que se puede investigar si sos juez o fiscal, de qué podés hablar si sos periodista. Entonces hay una afectación directa en el relacionamiento cotidiano.

En este momento estamos llevando adelante una investigación en Curuguaty que es la ciudad más grande del departamento de Canindeyú, y es una ciudad fronteriza a 80 km de la frontera seca con el Brasil. Hay formas de ser, hay temas de los que no se puede hablar, hay situaciones que se debe tolerar porque allí las y los ciudadanos son conscientes de que hay una gobernanza paralela al gobierno nacional, al gobierno local y que esas son las formas en que uno tiene que comportarse para no tener problemas.

¿Qué afectaciones hay? Hay afectaciones incluso de qué se puede mirar, comprar, incluso de qué músicas se pueden escuchar. Inclusive, cada vez vemos más esa cultura de cómo se valoriza y se mira de manera positiva, aspiracional: “yo quiero ser como fulano”, que sin estudiar, que sin hacer todo lo que se supone uno hace para tener una progresión social, termina siendo un gran señor, un gran empresario exitoso.

¿Cómo afecta la narcopolítica? Existe toda una deslegitimación institucional creciente. El Estado paraguayo no es el que responde ni es el que crea posibilidades de promoción social, sino que son formas de actuación fuera de la ley las que te dan esa promoción social.

Una pregunta recurrente es: ¿La economía y los negocios, hasta qué punto dependen de las actividades ilícitas? Hay una comunidad que se llama Yvy pytá, es un distrito muy pequeño a 35 Km de Curuguaty. Dentro de esta comunidad hay un lugar que se llama Britez Cué que es colindante con la reserva del Mbaracayú que está ubicada en la frontera paraguayo – brasileña. Se está realizando un mega operativo porque el señor Felipe Santiago Acosta, alias “macho”, decidió revelarse a la policía que le chantajeaba más de la cuenta. De acuerdo a las noticias, les acorraló y obligó a que se pongan boca abajo, y con un chasquido de dedo llegaron siete u ocho camionetas que empezaron a disparar armas largas alrededor de los policías.

Se hizo un informe policial que dice decía otra cosa hasta que la presión social obligó a que se reconozca que no fue así. El problema de fondo allí era que los de Investigaciones el kilómetro 35 de la Ruta 3, se fueron a querer cobrar algo que ya habían cobrado otros. Entonces ahora hay una intervención gigantesca. Un concejal que es suegro de “macho”, dice a la policía “Dejen, ya está todo acá” Conversando con algunos interlocutores que tenemos allí, gente trabajadora y solo para que dimensionemos, me decía “en un día normal nosotros tendríamos que haber vendido 300 cajas de cervezas pero estamos vendiendo solo 50 cajas, y nosotros dependemos de eso”. Otro interlocutor dijo que el día de la intervención se tenía que sacar 10.000 kilos de mercadería de marihuana. “No se pudo sacar y tener eso en casa es un peligro. Nadie está pudiendo pagar el almacén del fin de semana”. La gente justificando – en Criminología esto es conocido como técnica de neutralización – me dice: “pasa profesor que muchas chicas que trabajan en el despalitaje pagan su transporte de Facultad, pagan curso de maquillaje, no es que usan para lujos nomás sino que es con la intención de una vida mejor y la de su familia”.

Entonces, ¿qué tenemos en este relato? Tenemos justificación, tenemos ausencia de Estado, tenemos que es una actividad que produce dinero y por tanto es la opción económica. Todo esto se produce, en este caso que es de estudio, en una connivencia absoluta entre el poder político y el poder narco.

¿Cómo fueron las elecciones? Ese día el propio “macho” que hoy está siendo buscado, es quien gestionó y operó para que la gente llegue a votar. Puso a disposición durante toda la campaña camionetas, chofer y combustible. Ese es el nivel de un caso de estudio y esto se replica en distintos lugares.

Otro caso es la intervención de “cabeza branca” hace como cuatro años, el más grande de los emprendedores en Yvy Yaú. El intendente fue hablar con la entonces ministra de Senabico para que no comisen la estancia de “cabeza branca” porque necesitaban del cobro del impuesto inmobiliario de ese año para que la Municipalidad pueda tener rubros para el pago de sueldo a sus funcionarios. Una dependencia absoluta. Poder político y tolerancia en este caso.

Estamos hablando de niveles de participación, tolerancia por necesidad porque genera mano de obra, tolerancia porque es donde la gente se va a laburar, tolerancia porque la gente pide “no te metas con fulano porque es donde nos genera ingresos”. Un alto nivel de hacer la vista gorda pero el otro nivel de participación que también tenemos documentado es la participación directa. Es decir, soy empresario del crimen, decido formar parte porque va a darme impunidad y va a permitir que mi negocio fluya sin problemas. Esa red de contactos que voy a armar a través de mi participación, por ejemplo en la Cámara de Diputados o en la Cámara de Senadores, va a ser que influya sobre la Policía Nacional y que en ese territorio ningún policía se atreva a cuestionar mi trabajo. Tenemos registradas varias anécdotas de cómo inmediatamente después de un control policial, cuando el policía es nuevo en un puesto de control y se atreve a catear una mercadería que es de alguien, recibe la llamada de los secretarios o directamente del político que está en funciones diciéndole que para que las cosas funcionen y siga trabajando en ese lugar debe dejar pasar absolutamente todo.

Esto está funcionando en determinados espacios y territorios pero también encontramos en ciudades como Paraguarí o Caacupé. Nos preguntamos ¿cómo? y nos dimos cuenta que eran zona de paso. Al ser zona de paso, por ejemplo, no pueden llegar a Itapúa o a Ñeembucú si es que no tienen el control y el contacto por esos territorios de paso. Hay una participación necesaria en las zonas de paso para dar el paso, en las zonas de cultivo para cultivar, en las zonas de descenso para que las avionetas desciendan, y en las zonas de puerto para que los barcos reciban estas mercaderías.

No hay un solo territorio. Hoy no tenemos un departamento en donde no haya vinculación del poder político con empresas del crimen en algunos de los niveles. Tenemos algunos departamentos en donde intendentes, diputados o senadores migraron de la actividad del narcotráfico a la política para ampliar sus formas o sus negocios y les está yendo bastante bien.

Finalmente también documentamos en todo este proceso personas que estaban en carrera política y si tenían vinculación con las redes transnacionales. Vimos que sí, uno estaba en carrera y que finalmente accedió a la banca de diputados. Entonces hoy la situación es aún más crítica porque no solamente tenemos personas vinculadas en redes nacionales, sino también en redes transnacionales y que están en el poder. Es una afectación directa en todos estos niveles.

Imagen: Impulso EdoMex

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