Por Esteban Caballero*
El año 2023 en Paraguay ha sido un año eminentemente político. De enero a abril se desarrollaron las campañas electorales; de abril a agosto se dio el proceso de transición y reacomodo al nuevo gobierno de Santiago Peña, y; de agosto a la fecha comenzaron a perfilarse las características más resaltantes del nuevo ciclo político.
Efectivamente, el partido gobierno ha logrado disciplinarse y compactarse en este primer año, siempre bajo la tutela del presidente del partido, el expresidente Horacio Cartes. La conformación de las mesas directivas del senado y la cámara de diputados en julio fue un momento de definición política muy clara. Aunque se pensaba que el oficialismo podría dividirse en bancadas con identidades propias, sobre todo aquella que representaría al movimiento Fuerza Republicana, los hechos probaron lo contrario. Por unas semanas se especuló con que cabría la posibilidad de una alianza entre un sector disidente del coloradismo y la oposición, pero no fue así.
Al contrario,lo que se ha podido observar es una suerte de doble hegemonía. El movimiento colorado Honor Colorado, el llamado “cartismo”, ha logrado hegemonizar el partido colorado y el partido colorado ha logrado hegemonizar el sistema político. La resultante ha sido la capacidad de disciplinar el comportamiento de la bancada oficialista, como pocas veces visto en la era democrática.
Analista político. Magister en Ciencias Sociales del FLACSO-México. Ex director regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de Naciones Unidas (FNUAP). Asesor académico y docente de FLACSO-Paraguay.
Fuente: Revista Economía y Sociedad N°79. Noviembre/ Diciembre 2023. CADEP
Foto: Diario Digital RDN