Este documento busca llamar la atención sobre la inadecuación del Producto Interno Bruto (PIB) para dar cuenta del desempeño económico. El PIB, si bien es un indicador ampliamente utilizado, es incompleto para evaluar de manera íntegra la situación de la economía de un país y menos aun de las mujeres.
Las importantes desigualdades sociales y económicas preexistentes al largo periodo de crecimiento económico verificado por América Latina en el siglo XXI y los modelos económicos basados en las exportaciones de materias primas con poco efecto multiplicador en el mercado laboral y en la recaudación tributaria no lograron generar las condiciones para que a nivel micro se observen mejoras sustanciales.
En el caso particular de las mujeres, el aumento del PIB no garantizó la generación de empleos en calidad y cantidad suficiente ni la reducción de las brechas con respecto a los hombres. La autonomía económica de las mujeres y la calidad del trabajo sigue siendo una deuda pendiente, por lo que persisten sus bajos ingresos, su sobre representación en los hogares pobres.
En este contexto, hablar de recuperación económica en la post pandemia y hacer referencia exclusivamente al aumento del PIB, es claramente insuficiente como objetivo del desarrollo, ya que las mujeres quedarán nuevamente atrás.
