El 8 de marzo el mundo entero se une en una profunda reflexión sobre el rol de las mujeres en los diferentes ámbitos económicos, políticos y sociales desde una perspectiva histórica, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
América Latina es la región del mundo con la mayor desigualdad económica. A esto se agregan las derivadas del género, del origen étnico, de la raza, de la religión y de discapacidades. A pesar de que la política fiscal es el principal instrumento para reducir estas desigualdades, en muchos países contribuye a profundizarlas al tener sistemas tributarios regresivos.
Las mujeres, en particular, enfrentan diversas formas de violencia que se entrelazan con opresión discriminación y falta de oportunidades. Los resultados son ampliamente conocidos: deserción escolar, peores condiciones laborales, ingresos más bajos, empleos desvalorizados socialmente, abuso sexual y feminicidios, sobrecarga de trabajo por su mayoritaria responsabilidad en la planificación y ejecución de las tareas domésticas y de cuidado. La evidencia y diferentes estudios identifican importantes déficits en el ejercicio de los derechos económicos, sociales y culturales por parte de las mujeres.
El Estado tiene la obligación de garantizar la plena vigencia de estos derechos a favor de las mujeres y es la herramienta con el rol indelegable de reducir las desigualdades. Para cumplir con estos objetivos debe implementar políticas públicas que requieren financiamiento. Los impuestos constituyen la fuente principal y genuina de recursos presupuestarios, por lo que la política tributaria se convierte en un instrumento fundamental para el bienestar de las mujeres y la reducción de las brechas.
América Latina se caracteriza por una baja presión tributaria y una injusta estructura de recaudación debido al poder con que cuentan las grandes corporaciones multinacionales y las élites ricas para redactar y controlar las normas fiscales. Mientras que las personas en situación de pobreza, especialmente las mujeres, tienen menos oportunidades de alzar la voz y tener una representación para proponer o incidir en las políticas fiscales que les afectan directa y negativamente.
Como resultado, la mayoría de las políticas y sistemas tributarios muestran su naturaleza regresiva exacerbando la pobreza y aumentando la carga económica en las personas de menores ingresos, sesgos de género y un escaso poder recaudatorio, imposibilitando la movilización de los recursos necesarios para financiar políticas que beneficien a las mujeres.
Por eso, con motivo de las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, demandamos justicia tributaria y reclamamos sistemas fiscales justos y efectivos para financiar el cumplimiento efectivo de los derechos y los servicios públicos que necesitan las mujeres. Por lo tanto exhortamos a los Estados:
1. Reducir las cargas fiscales injustas para las mujeres.
2. Eliminar el sesgo de género y la discriminación en las políticas fiscales.
3. Detener los abusos cometidos por las corporaciones multinacionales y los flujos financieros ilícitos
4. Incentivar programas de que generen mayores oportunidades y capacitación para mujeres.
5. Aumentar la asignación de ingresos fiscales para servicios sociales que necesitan las mujeres
Fuente: Latindadd