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¿Qué nos dejan las elecciones del 30 de abril?

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por Milda Rivarola*

Las últimas elecciones nos dejaron una impresión de que algo se acabó. Un proceso o algún direccionamiento de la larga transición, se había cerrado.
Montesquieu, uno de los grandes padres de la República y del pensamiento ilustrado francés, en su tratado político El espíritu de las leyes de 1748 decía: Todo estaría perdido, cuando el mismo hombre, o el mismo cuerpo, ya sea de los nobles o del pueblo, ejerza esos tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutar las resoluciones públicas, y el de juzgar los crímenes o las diferencias entre los particulares. Planteó que la futura República debía basarse en la separación de esos tres poderes o capacidades que hacen al Estado: legislar, ejecutar y castigar.

¿Qué sucedió a fines de abril de este año? Una vez más el candidato colorado volvió a ganar. Desde las elecciones coloradas y nacionales de 1998, ganadas por la conflictiva dupla Cubas – Argaña, el partido colorado no volvió a tener hasta ahora mayoría absoluta; gana con mayoría relativa. Pero esta les es suficiente frente a la dispersión de candidaturas opositoras.

¿Por qué ganan siempre los colorados? El padrón no es muy fiable, hubo mucha doble y triple afiliación, pero si los colorados son dos millones, los liberales son un millón. Son el partido con mayor número de afiliados en el Paraguay. En un estudio de Marcello Lachi y Raquel Rojas S., a través de encuestas y focus group, hallaron además que los colorados tienen mayor identidad y mayor lealtad partidaria que los liberales. Esto se refleja en cada una de sus elecciones. Ellos obedecen y votan incondicionalmente a quien sea candidato; cosa que no sucede con la oposición. Ganan en primer lugar porque son mayoritarios en términos de padrón.

En cuanto a la división de la oposición…la oposición no es un corpus unificado, se trata solo de la gente que no está afiliada a la ANR. Hay diferencias ideológicas, sociales, etc., dentro de ella, y naturalmente no tienen por qué estar unidos, porque guardan diferencias entre partidos y movimientos.

Además, la ANR gana las elecciones porque tiene una lógica clientelar a través de esa inmensa red territorial de operadores o punteros, que aseguran el intercambio de votos por dinero o pequeños servicios (en general, públicos).

El 70% o más del empleo público es colorado, por eso el aparato de Estado está sobrecargado, es altísima la parte del presupuesto nacional que va a gastos fijos y salariales. La oposición, sobre todo al comienzo de la transición, tenía mayoría parlamentaria suficiente para destruir ese clientelismo colorado, para exigir un Estado que contrate según capacidades y no afiliaciones. Tenían poder político desde el parlamento para reformar eso. Pero esa lógica clientelar es también la de los otros partidos. Hay un error en la filosofía política de la oposición, que permite el continuismo colorado en el poder. Tienen la misma percepción del Estado, como botín para los correligionarios. Suponen que una vez que toman el poder, pueden mantenerse con la misma lógica, direccionando el empleo público hacia tus partidarios. No limpiaron la cancha, entraron a jugar, repitieron los mismos vicios y el resultado es este.

Al comienzo de las democracias oligárquicas, en el siglo 19, el voto era censitario, votaban solamente los hombres, propietarios, los que sabían leer y escribir, de sectores urbanos. El resto de la gente estaba excluida del voto. Cuando se presiona a funcionarios públicos, cuando se compra ⅓ de los votos, lo que se hace realmente es volver al voto censitario, que es muy anti-democrático. Los grandes electores, los comerciantes de frontera, los proveedores de Estado que financian campañas, los grandes operadores, se convierten en Grandes electorales, su voto o su capacidad de compra de voto equivale a la de 80 mil a 100 mil votos.
Y por otra parte, toda la gente presionada o comprada, de hecho perdió o cedió su derecho al voto. Ya no tienen libertad de elegir, porque ya se le compró esa libertad. Es una práctica deformante del sistema político entero, porque hay grandes electores y hay gente que ya no tiene derecho al voto, como no tenían los esclavos, como no tenían las mujeres, como no tenía la servidumbre indígena. Se está volviendo a eso en la práctica gracias a la corrupción electoral.

Algo que no se mencionó mucho: hubo un importante voto cruzado en todas las candidaturas. Peña tuvo menos votos que sus senadores y que la suma de los votos a diputados en todos los departamentos. Alegre tuvo 233 mil votos menos que la sumatoria de votos a las listas parlamentarias que se presentaron con la Concertación. Se votó más a parlamentarios aliados a su candidatura que a él. El caso de Cubas, tuvo 373 mil votos más que su lista al Senado, de Cruzada Nacional. Hubo una suerte de insatisfacción en la coherencia de listas presidenciales y parlamentarias, que se manifestó en ese cruzamiento.

Fuente: elaboración propia

Más que el voto al cargo de presidente, lo que refleja fielmente la tendencia política o la adscripción partidaria del electorado paraguayo es cómo se vota senadores. Al utilizar el mismo padrón nacional que para el voto a presidente, es el mejor indicador para conocer las corrientes y las tendencias en el largo plazo.

Lo que vemos desde las votaciones de 1993 – ya con un padrón limpio y código electoral nuevo– el partido colorado en el número de senadores que logra ingresar en el Parlamento, tiene un pico grande en el ‘98, con la suma de votos colorados y oviedistas; a partir de ahí sufre una caída en picada, que acompaña también el voto presidencial hasta 2008.

Fuente: elaboración propia

El año 2008 es el punto de inflexión: la larga transición condujo por fin a la alternancia. A partir del juicio político y del quiebre de esta alternancia, los colorados recuperan su mayoría. Desde su tendencia a la caída hasta el 2008, empieza a subir progresivamente, hasta la actualidad. Con el partido liberal pasa exactamente lo contrario. El número de sus senadores cayó lentamente mientras el de los colorados crecía, tuvieron un ligero crecimiento en el 2008 -cuando acompañaron a Lugo quien no tenía una lista parlamentaria propia- ganando una mayor representación, y a partir de ahí van en lenta caída de su electorado.

Las curvas son distintas, cuando el partido colorado sube, cae la representación del senado del partido liberal, mejora un poco en el 2008 y a partir de ahí, es inversamente proporcional a lo que sucede con los colorados, va cayendo lentamente. Es una tendencia a largo plazo, de un partido que cae y se recupera, y de otro que se mantiene, crece un poco y vuelve a caer en las sucesivas elecciones nacionales.

Fuente: elaboración propia

¿Qué pasa con los terceros partidos, que generan tanto entusiasmo, son frecuentemente liderados por personas con carisma, poder militar o poder religioso? En todo el periodo tienen un momento de auge que dura de 5 a 10 años y a partir de allí, caen en picada. No pueden mantenerse más de dos periodos parlamentarios y ninguno de ellos pudo en ningún momento alcanzar a la primera minoría, que sigue siendo el Partido liberal.

Fuente: elaboración propia

El otro indicador de lo que ya estaba sucediendo desde el 2013 en adelante, cuando los parlamentarios de la ANR aumentan de nuevo, es que crecen también en las intendencias. No es solamente un voto sobre padrón nacional, van adquiriendo mayor presencia y control territorial de lo que ya tenían. En las últimas municipales del 2021, que se dieron en un año de manifestaciones multitudinarias contra el gobierno colorado, unos meses después este partido llegó a controlar las ⅔ partes de todos los municipios del Paraguay. En este momento no solamente tienen el Ejecutivo, mayoría en el Senado – como no tenían desde el 98 – sino además están creciendo en el control territorial.

Fuente: elaboración propia

Debemos recordar que el intento de renovación de la Corte Suprema, de crear una justicia relativamente independiente desde la década de 1990, terminó en fracaso. El partido colorado terminó -y el “descabezamiento” de la Corte bajo gobierno de Duarte Frutos jugó un gran papel en esa partidización de la Justicia- dominó mayoritariamente la Corte Suprema, la mayoría de los fiscales y jueces son de extracción, pertenencia e identidad colorada, lo que supone que ese proceso de reforma que estuvo relativamente bien pensado -salvo por el peso fuerte de diputados y senadores en la integración el Consejo de Magistratura y en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados- también terminó cayendo bajo el control partidario de los colorados.

Ahora un mismo partido tiene control total de los tres poderes. Vimos como en la elección de representantes parlamentarios ante el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, lograron 7 de los 8 representantes, y el octavo es un liberal aliado a ellos.

La lógica de la República es que los 3 poderes son independientes entre ellos y ejercen mutuo control. Pero cuando un mismo partido que controla los tres poderes, el control no existe. El control de la justicia, de las políticas de Estado y de las leyes depende de un solo gran jugador.

De allí es que la oposición -y no es accidental- esté recordando términos que se usaban bajo el Stronismo para referirse al poder: hablan de copamiento y de aplanadora. No es el mismo partido democratizante de la década de los 90, donde la ANR todavía estaba con una cierta sensación de culpa por el Stronismo y trataron de sumarse proactivamente a procesos de creación de instituciones, procesos democratizantes en general.

Desde hace unos años, el Cartismo -que lleva la voz cantante en términos ideológicos dentro del partido- sustituyó su discurso tecnocrático del 2013 -que iba a poner a los mejores, gestionar un Estado eficiente con técnicos, etc, etc. Pasó a adoptar elementos de la nueva derecha, americana en primer lugar -los discursos de Trump y Bolsonaro- y también europea.

Creo que eso estalló desde la protesta frente al Panteón Nacional por el asesinato de las dos niñas en en el norte (año 2020), cuando toda la derecha se unió agresivamente en defensa del monumento nacionalista. En los ejes de ese discurso inicial -que es muy amplio-, primero golpean la cuestión de equidad de género, de allí van a los ataques a los elementos más igualitarios que había en la reforma educativa. Se dirigen contra lo que llaman ideología de género (de hecho, contra ese enfoque de derechos), contra los derechos de los niños y niñas – patria potestad, “Con nuestros hijos no”, etc. – Se oponen a la Agenda 2030 como una “amenaza global”, con elementos conspiranoicos. Se alimentan de un revisionismo histórico muy nacionalista, y son negacionaistas del cambio climático, lo que ya responde a intereses de grandes agroexportadotres, sus aliados. Ese “combo” ideológico, ese discurso antiderechos, es difundido través de influencers, de su prensa y cuenta con el apoyo de grupos religiosos tanto católicos como evangélicos.

Adquirieron una característica muy peligrosa para las repúblicas y para la democracia, el de llevar gente a la calle. No es solamente la violencia verbal de agresiones y calumnias en redes sino también mantener gente en la calle para presionar sobre políticas de Estado. Para cercenar derechos difícilmente adquiridos.

Aparte de ser un partido de ultra derecha en estos momentos, de acuerdo a un estudio realizado por Juan Martens, el crecimiento de grupos criminales desde la frontera de Amambay, Canindeyú y Ñeembucú, del narcotráfico, el tráfico de armas, el contrabando, y de su corolario que es el blanqueamiento de dinero, estamos viendo todos los lazos que el crimen organizado tiene con jueces, fiscales, funcionarios, autoridades electas.
Están copando cada vez más instituciones de Estado, este esquema ya entró en gobernaciones y en diputados, y no con intermediarios, sino en forma directa. La narcopolítica ya está instalada, y es eso lo que justifica la intervención norteamericana. A los Estados Unidos le interesa Paraguay por el narcotráfico, y sus eventuales relaciones con el financiamiento del terrorismo, y eso está empeorando.

Los proyectos– que fueron de la oposición, del PLRA y PPQ – del voto preferencial y del voto electrónico (que volvió a entrar – ya hubo a comienzos de siglo) dieron resultados diametralmente opuestos a los esperados. Según previeron especialistas en criminología, el voto preferencial iba a permitir la entrada directa al parlamento de miembros del Primer Comando Capital (PCC) y otras organizaciones criminales, y eso sucedió gracias al voto directo, que duplicó el costo de los votos de las elecciones. Cada vez se restringe el voto pasivo (derecho a ser elegido), la gente no puede candidatarse sin grandes cantidades de dinero. El capital necesario para candidatarse y pasar dos internas es altísimo.

Foto: Luis Vera

Algunos actores políticos ya están vislumbrando una próxima constituyente. Con ese apoyo de la justicia, con ese poder del Estado ya están planteándose la constituyente para la re-elección primero, pero también para eliminar de la normativa constitucional paraguaya ese conjunto de derechos que pudo insertarse en la Constituyente del 92. No se trata de ganar las elecciones y gestionar el Estado. El proyecto es a largo plazo y tiene una visión ideológica muy clara. Estamos viendo los primeros pasos, que busca anular el Ministerio de la Mujer y el Ministerio de la Niñez, están queriendo además debilitar un ministerio que tuvo reformas y funcionaba bien, como era el de Hacienda. Están actuando desde la “aplanadora” parlamentaria en esa agenda anti-derechos, anti-republicana.

Para la sociedad civil lo que le queda es defender derechos e instituciones que defienden derechos porque ya están siendo sometidas a ataques. Es entender que los derechos seguirán siendo atacados, las pocas instituciones y derechos que fueron conservados y mantenidos durante la transición, están en riesgo. Necesitamos defender por los medios que tengamos los principios republicanos y democráticos. Tener la voz que no tienen los partidos políticos. Decir eso no es una república, están destrozando un derecho democrático. Porque el aparato que están movilizando en contra de los defensores y defensoras de derechos humanos es impresionante; tienen influencers pagados, medios de comunicación, especialistas en discursos de odio en redes. Hay que defender lo que se logró, hay que parar esa carrera destructiva que comenzaron ahora.

Foto: Luis Vera

Algo que sí hubo en el gobierno de Fernando Lugo y asustó a la elite paraguaya, es que la gente empezó a ver al Estado como el que debe garantizar derechos, ver los servicios públicos en la perspectiva de derechos. No es un ayudamí, me voy al centro de salud y me dan un remedio, y por eso los voto. No, es que yo tengo derecho a salud. Y a partir de esa demanda de derechos, las instituciones del Estado tienen que ir reformándose, tienen que ir garantizando los servicios para los cuales fueron creados.

Hannah Arendt una de las grandes filósofas del siglo XX, estudió el fascismo y totalitarismo. Escribió una vez que todas las personas tienen derecho a indignarse, pero la tarea del intelectual es entender lo que está sucediendo, más allá del horror, y debe tratar de explicarlo. Esa es nuestra tarea como analistas. Más allá de decir que está todo mal, qué sinvergüenzas, qué ladrones, es entender toda la lógica de lo que está sucediendo y en base a esa compresión basada en datos, tratar de explicarlo para que la gente actué en consecuencia.

*Artículo resumen del conversatorio realizado el 12/07/23

Foto de portada: Luis Vera

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